“MARÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA”.
Intención:
Por los niños, jóvenes y la Pastoral Misionera
Introducción:
La Virgen recibe del Ángel Gabriel un saludo privilegiado: “Alégrate María, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña en nuestra vida.
María, que supo descubrir la novedad que Jesús traía, cantaba: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador», y el mismo Jesús «se llenó de alegría en el Espíritu Santo». Cuando él pasaba, «toda la gente se alegraba». Después de su resurrección, donde llegaban los discípulos había una gran alegría. El amor fraterno multiplica nuestra capacidad de gozo, ya que nos vuelve capaces de gozar con el bien de los otros: «Alegraos con los que están alegres».
Hoy serán nuestras intenciones: rezar por los niños, los jóvenes y por la Pastoral Misionera.
Preces:
A cada intención oramos: ¡Con María, te lo pedimos Señor!
- Por toda la Iglesia, para que anunciemos a todo el mundo la alegría del Evangelio, con un renovado espíritu misionero. Oremos.
- Por el Papa Francisco, nuestro obispo Eduardo Eliseo, sacerdotes, diáconos y consagrados, para que vivan en la alegría de la comunión fraterna. Oremos…
- Por quienes trabajan en tierras de misión, y por quienes se preparan para ser misioneros, para que el Señor los asista y fortalezca, y los anime en su entrega alegre y generosa. Oremos.
- Por quienes están desalentados, para que experimenten el gozo y la seguridad de sentir a María como la Madre fiel que nunca abandona a sus hijos. Oremos.
- Por los niños y jóvenes de nuestro tiempo, para que se encuentren con Jesús, y descubran en la Iglesia una comunidad que los recibe con alegría. Oremos.
- Por todos nuestros fieles difuntos, para que María interceda por ellos y alcancen el gozo de la eterna alegría. Oremos.
Oración poscomunión
María canta y alaba a Dios: “Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es Santo.”
Junto con nuestra Madre damos gracias y alabamos al Señor por su Amor y su Misericordia. Nuestros corazones se colman de alegría y de paz por su obrar en nuestras vidas, y con María, “Causa de Nuestra Alegría”, celebramos las maravillas de la Salvación.
Madre Santa, Madre amada, tú que eres ejemplo de vida, de alegría verdadera, infunde en nosotros esa misma alegría que tienes en tu corazón.
Te pedimos que reines en nuestras vidas, para que tengamos siempre, la verdadera y perfecta alegría. Amén.
